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Conviviendo con un Asperger: Un viaje de comprensión y crecimiento

Conviviendo con un Asperger: Un viaje de comprensión y crecimiento

“Más del 50% de los adultos con Síndrome de Asperger (SA) podrían actualmente no estar todavía diagnosticados o estar mal diagnosticados”.

(Tony Attwood, Experto en SA)

  • Uno de cada 88 niños y adultos están afectados por el Síndrome Asperger.
  • Las personas que tienen SA, pueden tener entre ellos cierto vínculo genético. Muchos adultos empiezan a reconocerse como una persona con SA, cuando a su hijo al que le diagnostican con SA. Reconocen en el hijo un gran parecido conductual como cuando él era un niño.
  • La mayoría de los hombres y mujeres, tanto niños como adultos diagnosticados, resultan en una proporción de 4 hombres por cada mujer.
  • Esta proporción de 4/1 en parte se debe a cierta habilidad que tienen las mujeres en su comunicación social y a esa facilidad que también tienen para ocultar los mismos desafíos que tienen los hombres con SA y no son capaces de enmascararlo.
En conclusión, hay un alto índice de mujeres mal diagnosticadas y que aparentemente están bien integradas en la sociedad pero, sin embargo, padecen SA.

Cuando en una pareja se llega a un diagnóstico de Síndrome de Asperger en uno de los dos, es importante lograr que la parte que no lo padece sepa interpretar al otro, Pero no como una persona que padece una enfermedad o discapacidad, sino como una persona con una manera diferente de pensar en uno mismo y en sentir el mundo de los demás.

Desde hace tiempo, ya existen grupos de apoyo para parejas donde uno de los dos o ambos padecen SA. El centro pionero fue ANNE, que está en Nueva Inglaterra.

Pero hoy en día existen centros y asociaciones de asistencia terapéutica en prácticamente todas las ciudades principales del mundo. Estas terapias buscan, como primer objetivo, tener un buen y certero diagnóstico. Posteriormente se centran en una aceptación del mismo y con la voluntad de mejora mutua en la comunicación, a través de diferentes estrategias que ayuden a paliar este tipo de convivencia diferente.

 

Normalmente, son las mujeres las primeras que saben medir antes la temperatura de un matrimonio. Y son ellas las que empiezan a sospechar que su matrimonio a pesar del paso del tiempo, les falla y les falta una sana comunicación. Incluso, empiezan a considerar un posible diagnóstico de SA, desde el inicio de su matrimonio.

Debemos tener en cuenta que hay parejas donde son ambos los que sienten una sensación de aislamiento y frustración mutua en su convivencia habitual. En este caso es posible que ambos cónyuges padezcan SA.

Una vez que se define un diagnóstico de SA, en una relación de pareja es posible que uno de los dos no acepte el nuevo diagnóstico y ello genera un nuevo conflicto de convivencia con estados de ánimo, de inseguridad y de falta de motivación para poder seguir juntos.

Podríamos sintetizar 11 principios básicos a tener en cuenta ante un posible caso de Síndrome de Asperger:
    1. Cada matrimonio es diferente.
    2. Todas las personas con SA no tienen los mismos rasgos de SA a la vez.
    3. No todos los SA son introvertidos, pero llegan a ser más extrovertidos una vez que aceptan su diagnóstico.
    4. La actitud abierta y positiva del que no es SA, es importante para que haya una relación más estable y gratificante. La carga de mejora no debe estar solo en el SA sino también en su cónyuge.
    5. Las parejas con SA deben tener apertura de pensamiento y capacidad de autocrítica, para ayudar a identificar cuál de los dos es causa o efecto de una convivencia no sana propia de un diagnóstico de SA.
    6. Puede ocurrir que algunas personas eligen una pareja SA, porque sus comportamientos eran comunes a alguien de su familia de origen con SA, y creían que les resultaría fácil convivir con alguien así.
    7. En algunos casos pudo elegir casarse con una persona con un SA, pero con la idea de ayudarle a cambiar y crecer de otra manera juntos. Este tipo de expectativas después del diagnóstico, no ayudan a la aceptación y el manejo real de la convivencia.
    8. El cónyuge que no padece SA, en muchos casos, debe pedir y recibir también ayuda emocional.
    9. En cuanto a las relaciones íntimas, algunas personas SA, suelen ser muy mecánicas y técnicamente perfectas en la cama. Aunque no son capaces de proyectarse emocionalmente sobre las necesidades de su pareja y esto les impide a ambos disfrutar de una vida sexual plena.
    10. Con cierta frecuencia, las personas con SA, suelen ser personas con cierta hipersensibilidad al ruido, la luz , los olores, los dolores. O, por el contrario, a una hipo sensibilidad con el entorno.
    11. Las personas con SA, son personas con falta de habilidades para ser empáticos y saber leer la mente del otro. Esta característica debe saberlo y aceptarlo, el cónyuge que no es SA, ya que pueden parecer insensibles o hirientes de manera involuntaria por su falta de conexión con el entorno.
Posibles herramientas para un matrimonio donde uno de los dos o los dos tienen Síndrome de Asperger.
    • Crear juntos un calendario común no solo de citas médicas o profesionales, sino también de citas como pareja para hablar, relajarse, rezar o divertirse juntos en una parte del tiempo libre de ambos.
    • Programar planes sociales (viajes, música, deporte, relaciones íntimas) que sean soportables para las dos partes y que den sensación de confianza y seguridad al que es SA.
    • Aprender algo nuevo juntos como baile, un idioma o un país, ya que esta experiencia puede ser muy enriquecedora, diseñarla y vivirla juntos.
    • Hablar de sexo y de las necesidades de cada uno, es fundamental en cualquier pareja. Pero en este tipo de matrimonios es fundamental para que la comunicación afectiva sea real y no robótica (toca o no toca). Hablar sobre el pre-cortejo también ayudará mucho a tener una vida conyugal más creativa y afectiva.
    • Disminuir o acortar distancias en los tiempos de vidas en paralelo o sin comunicación. En estos casos pueden pasar semanas en las que la persona con SA no tenga necesidad de comentar o de tener contacto físico con el otro, y si además tiene una vida laboral más fuera que dentro, su pareja (el que no tiene SA) puede sentirse muy sola, aislada o incluso abandonada sin ser la intención del que padece SA. Simplemente, no se da cuenta de la soledad del otro.
    • Una persona con SA, debe llegar a ser consciente de que debe evitar situaciones en las que con su híper o hipo sensibilidad personal puede alterar la convivencia pacífica con su pareja.
    • Provocar el diálogo entre ambos desde una mente abierta y libre de prejuicios. Cuanto más claro se hablen sobre sus sentimientos y pensamientos, todo será más fácil de entender para ambos.
    • Poner reglas en las discusiones y los malos entendidos para que el lenguaje sea constructivo, no violento o hiriente. Huir de la hiperracionalidad argumentativa.
    • Dialogar a través del lenguaje visual (videos, post.-it, imágenes, cartas, o mensajes…) hace más fácil la comunicación
    • Los temas que se suponen pueden ser conflictivos. Es mejor resolverlos con la ayuda de un mediador porque, si no  la pareja con SA, pueden hacerse mucho daño, ya sea por acción o por omisión en su lenguaje.
    • Entre las personas con SA, hay que trabajar con intensidad el lenguaje no verbal. Les cuesta entender el lenguaje corporal y gestual del otro y saber interpretarlo es recomendable porque no son capaces de traducir en su mente como sentimientos lo que ven en el otro…
    • A la hora de tener hijos, en una pareja neurodiversa como es la del matrimonio donde uno de los dos tiene SA, deben ambos tener claro cuáles van o deben ser los roles del cuidado, la crianza y la educación de sus hijos. El SA será una persona muy completa en cuanto a tareas y compromisos fijos a tener que realizar con sus hijos. Sin embargo, tendrá dificultades para aplicar el ejercicio de la autoridad de una manera flexible y a medida de cada hijo. Probablemente toda la educación emocional y afectiva de los hijos recaerá sobre la persona que no es SA.
Algunas ventajas de tener una pareja con Síndrome de Asperger:
    • Las personas con SA, suelen ser personas muy inteligentes. También pueden ser capaces de resolver un problema mucho más rápido a partir de ser conscientes del problema.
    • Suelen ser personas meticulosas, puntuales y ordenadas tanto en casa como en su trabajo. Por lo tanto, hay pocas sorpresas negativas tanto en su hogar con en su vida laboral.
    • Suelen ser personas muy reflexivas, analíticas y suelen ser incapaces de mentir. Tenemos de nuestro lado una inteligencia fiel y leal.

No obstante, no todo lo que ocurre en un matrimonio con SA está aquí reflejado.

Cada matrimonio con SA, y cada persona con SA son únicos e irrepetibles.

No hay un matrimonio igual.

Todos los matrimonios con esta diversidad, tienen en común, la necesidad de organizar mejor su comunicación verbal y no verbal para que su relación llegue a ser “a su manera” tan afectiva como la de cualquier otra pareja tipo estándar.

 

 

Sara Pérez-Tomé Román

 

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Gratitud

gratitudEn una entrevista de trabajo, agradecer lo que recibes te hace ver la magnitud  de lo que pierdes y lo que vale la pena conservar.

Cuando en un minuto te juegas todo y  puedes ganar, y  cuando sabes lo que puedes perder, es cuando realmente pones todo de tu parte.

Competimos por el mismo puesto, queremos y creemos que podemos aspirar a la misma posición en esa oferta laboral, pero sabemos que al final uno solo se lo llevará.

 

¿Qué debemos hacer? Si se cree y se trabaja, se puede llegar.  ¿Qué la oferta sea para el que llegue en mejores condiciones? Sí.

¿Y que el premio al esfuerzo sea para el mejor? No siempre.

En las candidaturas los que llegan al headhunter y al recruiter son  quienes presentan las mejores condiciones técnicas y personales para el puesto a cubrir. Porque ¿de qué me sirve un crack que no tenga habilidades ni capacidades a desarrollar en los equipos de los que va a formar parte?

 

Lo normal, lo personal es
lo que vale la pena conservar
Y no solo vale la pena,
sino que lo VALE TODO.

 

Si somos capaces de agradecer lo que recibimos, somos capaces de ver la magnitud de lo que podemos perder.
Por el contrario ¿Qué  ocurre cuando se pierde la oportunidad?

Pues en realidad, no ocurre nada. No se pierde lo que se tiene, sino que permanece, se conserva, todo sigue igual, aunque algo ganamos y es  la apreciación de lo que perseguimos -doblamos su valor- , recuperamos fuerza para seguir luchando por la meta.

En las conversaciones son mis clientes de transición profesional, apuntamos mucho a esta idea: Lo normal, lo personal es lo que vale la pena conservar, y no solo vale la pena, sino que lo VALE TODO.

En ese recorrido, te has movido, pasando mentalmente del lugar donde estabas al lugar donde querías estar. Has visualizado la meta, has trabajado los objetivos, insisto: ¡te has movido!

Se nos olvida que el éxito también está en el movimiento, en la audacia de no abandonar y continuar hasta el final cuando lo que nos queda es un poco más de tiempo, -casi una prórroga- para intentarlo en la siguiente ocasión.

Ante una entrevista, el minuto es importante, la prórroga nos ofrece la oportunidad, pero nuestro ánimo es lo que nos empuja a llegar al final del partido. Y es que en la vida, aunque  no siempre tengamos prórroga, tenemos minutos.

 

gratitud

 

Noemí Merchán Yuste

 

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Cómo utilizan los niños su instinto de supervivencia desde el principio

emociones“Las emociones son únicas en cada niño”, este debería ser el primer objetivo de educación cognitiva a tener en cuenta por los padres.

Entre los seres vivos, la especie humana nace después de un embarazo a término de aproximadamente 40 semanas. Y a pesar de ello nacemos 100% dependientes e indefensos, ya que nos faltarían para una casi total maduración otras 40 semanas desde la cabeza a los pies, por dentro y por fuera como lo hacen los otros vertebrados mamíferos.

Este tiempo incompleto de maduración dentro del vientre de la madre permite que necesariamente cada niño nazca llamado a tener que sobrevivir.

Todos perseguimos la supervivencia y la necesidad de que nos atiendan. Un recién nacido no quiere a su madre porque simplemente la necesita. En cambio una madre quiere a su bebé gracias a ese específico amor maternal, que ayudará a que su hijo sobreviva tanto fisiológica como psicológicamente.

Un niño nace, rompe a llorar y el contacto de piel con piel con sus padres será su primera relación emocional y afectiva en la vida.

A partir de este momento comienza a desarrollarse y crecer un infinito universo de emociones a sentir e identificar. El sistema límbico de nuestro cerebro, y en concreto las amígdalas cerebrales, serán las encargadas de hacernos sentir e identificar cada una de las emociones.

A través de transmisiones cerebrales, no siempre serán conscientes y voluntarias al principio y a medida que nuestra memoria y consciencia hayan madurado,

nuestra vida afectiva habrá empezado a rodar para poder sobrevivir.  Sin las emociones no podemos relacionarnos plenamente con nuestro entorno y su carencia nos llevaría a una vida sin el instinto básico de supervivencia.

“Escucha el lenguaje de las emociones: nuestra guía interna para adaptarnos al mundo que nos rodea”

Así que uno de los primeros pasos que necesitamos para sobrevivir es el de conocer e identificar correctamente cada una de las emociones que sentimos desde nuestra infancia.

Pero el niño en este proceso no está solo. Está inmerso en una cultura, en una familia y en un entorno que también le habla de una u otra manera, de las manifestaciones de esas emociones que le hablan también por dentro.

Tiene que haber conexión entre la emoción interna y la reacción externa a dicha emoción. No es lo mismo sentir miedo que alegría ni son los mismos los motivos por los que puedes sentir miedo o alegría. Naces con una base fisiológica para sentir las emociones, pero las emociones se aprenden a gestionarlas según el entorno en el que creces y vives.

“Al fin y al cabo llegamos a la vida adulta, según lo que nos han dicho, hecho y hemos visto desde que nacimos”

El control consciente de las emociones es lo que nos hará llegar a la madurez sin menoscabo de lo que esté sucediendo en nuestro entorno.

Para ayudar a los bebés en este proceso, los padres no solo deben alimentar y criar sanamente a sus hijos, sino que deben también enseñarles a gestionar bien sus emociones internas de manera coherente con los actos externos de ellos y del resto de las personas que le rodean y le cuidan.

Cada bebé es como una coctelera donde se mezclan su temperamento, su personalidad y su carácter. Esta mezcla debe saber bien y estar equilibrada en sus ingredientes, para que nuestro hijo llegue a ser una persona adulta integrada en la sociedad sin problemas de conducta.

¿Cuáles serían las principales emociones al trabajar los padres con sus hijos?

Un niño que crece solo ante sus emociones, probablemente las reprimirá o se anclará en ellas hasta llegar a afectar en su autoestima y sus relaciones sociales. Reprimir por soledad es una carencia cognitiva que puede dejar huella para toda la vida.

Las emociones se contagian. Así que es importante que tanto adultos como niños sepamos transmitir y compartir según las circunstancias y proteger en la intimidad todo lo bueno del momento que se está viviendo.

 

La emoción de sentir miedo:

“Una madre o un padre miedoso puede educar a su hijo con tendencia al miedo.”

El miedo es una emoción que solo debe ponerse en marcha cuando hay un peligro real a que nos podamos hacer daño,  o a que nos puedan rechazar o ignorar. Por lo tanto, cualquier situación o persona que nos inspire un miedo justificado nos hará sentir miedo.

Si el miedo llega a ser muy intenso, termina por bloquear y no nos deja sobrevivir a la situación. Hay que enseñar a los hijos a racionalizar el motivo real y a reaccionar a esa emoción  de una manera proporcionada, tu hijo tiene miedo a cosas tan simples como a dormir solo…, a subir o entrar en algún sitio…

Es posible que sea por una indefensión aprendida de alguno de sus padres o también pudiera ser  un miedo justificado después de que le haya ocurrido algo.

La indefensión aprendida puede depender principalmente de la gestión del miedo de sus propios padres,  pero la segunda sensación de miedo puede ser por un motivo externo al niño y a sus padres.

 

La emoción de tener rabia:

“Tener rabia es una emoción defensiva ante una injusticia o mentira.  Pero hay padres que viven a la defensiva de manera habitual.”

Los padres a la defensiva no ayudan a su hijo a  identificar la emoción de la rabia, y saber cuándo de verdad su hijo debe o no reaccionar a una auténtica injusticia, ya que su padre o su madre entienden que la vida es como una batalla personal contra el entorno.

Cuando un niño se siente invadido por una acción injusta de otro, la rabia le provoca pegar, morder, o agredir con algo. El que esta sea una reacción defensiva natural, no quiere decir que no se pueda reeducar según vaya creciendo. Aprender a defenderse es necesario para que no sea víctima de abusos de cualquier tipo.

Pero se puede aprender a decir NO, sin necesidad de violencia física o verbal.

La emoción de padecer tristeza:

“Unos padres no deben vivir delante de su hijo por mucho tiempo padeciendo tristeza, aunque tengan motivos para ello”.

La tristeza hay que dejarla que fluya y no se estanque incluso en casos de una pérdida humana o material importante. El grado de importancia dependerá del vínculo afectivo que exista con lo que se ha perdido.

Un niño cuando está triste no quiere jugar, saltar o moverse. También puede estar triste aunque no sea capaz de llorar.

Saber identificar correctamente la tristeza de un hijo es de vital importancia para darle una salida emocional a esta emoción de la tristeza para que no le dure demasiado en el tiempo.

Un niño puede superar la tristeza de la mano de unos padres que le consuelan, invitando a contar que le pasa sin reñir, amenazar, castigarlo o prejuzgar. Solo tienes que escucharle teniendo contacto visual y si es posible también de piel con piel, ya sea con abrazos, besos o caricias. Un niño triste no aprenderá a sobrevivir en positivo, sino que aprenderá a ahogarse en sus propias penas, haciéndose víctima o persona con tendencia a la depresión como únicas fugas emocionales.

La emoción de inspirar calma:

“Unos padres con paz interior serán más capaces y hábiles de saber inspirar calma a su hijo después de un mal momento. Una madre o un padre sin paz interior no enseña a su hijo a utilizar la calma para relacionarse sin ira con el entorno.”

La calma es una emoción muy útil y neutralizadora después de una situación difícil o desagradable que puede ser más o menos intensa según la edad de cada niño. Esta emoción en los niños se induce en un niño fácilmente si el adulto tiene con él un vínculo afectivo.

Los niños que mantienen la calma, no es porque sean especialmente tranquilos, ya que hay niños tranquilos por fuera, pero que por dentro están tristes, con ira o enfadados.

Las apariencias de algunos niños tranquilos nos engañan. Todos los niños necesitan  que los abracen o les acaricien y otros que les canten una canción o les lean un cuento. Todo va a depender de cómo sus padres les hayan acompañado en los distintos momentos de incertidumbre,

Al niño en sus malos momentos se les ha dejado solos, aislados o sin consuelo, ellos serán incapaces de sentir calma por sí mismos; sin embargo, ante cualquier contacto afectivo surgirá el efecto “calma”.

A los hijos no les puedes inspirar calma NUNCA, con el efecto placebo de una pantalla, porque es una calma falsa y no educa en las emociones, sino que las reprime.

La alegría de vivir:

Culturalmente, la alegría de vivir, es una emoción infravalorada  y muy limitada a eventos o buenas notas por parte de los padres. La emoción de la alegría se la interpreta en un hijo como lo contrario al fracaso.

Los padres suelen pensar que si el niño está alegre es por un éxito y si no lo está es por un fracaso o rechazo. Tampoco piensan en cómo fomentar la alegría con independencia del entorno positivo o no en el que su hijo esté.

Es la emoción más completa y transmisora de sentimientos positivos. Por ello, vivirla y celebrarla de manera habitual invita a la unión y al roce entre padres e hijos.

En las familias no solo hay que celebrar los cumpleaños y la Navidad. Todos los días pueden ser motivo de alegría en una familia donde padres e hijos valoran como algo grande y bueno, las pequeñas cosas buenas que les pasan a lo largo del día, y no dar por hecho que lo bueno es un derecho y lo malo un drama.

Si un niño crece con motivos pequeños para alegrarse será un niño motivado para experimentar cosas nuevas y admirar o ilusionarse por cada plan que va a hacer él solo o en familia.

La emoción del asco o rechazo personal:

Una madre o un padre con miedo a las arañas o un prejuicio racial o religioso pueden inducir a su hijo a tener miedo a las arañas o a rechazar o sentirse rechazado por determinadas personas de una raza o religión.

El sentimiento de rechazo o de asco es una emoción normalmente aprehendida en la familia e influenciada por nuestra cultura y valores, que se aflora como una defensa similar a la rabia.

La fuerza subconsciente de los prejuicios hace que los padres pueden crear una emoción patrón de rechazo ante algo que en sí mismo no debería generar ningún tipo de emoción.

Esta emoción no solo es mental, sino que puede somatizar a través del cuerpo del niño porque es una emoción muy visceral.

Los padres,  con el lenguaje verbal, no verbal, para verbal o el diálogo abierto, deben transmitir a sus hijos las emociones positivas y no defensivas en relación con determinadas personas, cultos o costumbres que no les limiten con su entorno y les ayuden a seguir superviviendo en la vida sanamente.

Diferenciar entre valores, creencias, tendencias y actitudes será la misión para no educar en el asco y el rechazo como respuesta social.

La emoción de gestionar bien la sorpresa: 

“Si la emoción de la sorpresa desencadena en tu hijo miedo, rabia o tristeza es posible que como padres hayáis planteado mal la sorpresa o tu hijo necesite tener una vida más variada y diversa para no asustarse negativamente con las sorpresas”

Es muy fácil impresionar positivamente a los niños con una sorpresa, ya sea positiva o negativa. Así que hay que tener mucho cuidado porque una sorpresa es una emoción positiva en la que el niño tiene que aprender a disfrutarla al lado de sus padres.

También es una emoción secundaria, y eso quiere decir que, según cómo sea la personalidad de cada niño, no con todas las sorpresas les pueden ir bien. Una vez aceptada esta diferenciación en los hijos, no deja de ser una limitación con el entorno de tu hijo el que no se pueda celebrar positivamente una sorpresa.

Las sorpresas pueden ser buenas o malas, pero lo importante es que una sorpresa  bloquee porque entonces te ocurrirá como con el miedo que le impide al niño poder supervivir a algunas sorpresas que le regalará la vida.

 

La fuerza de la curiosidad:

“Tener un hijo curioso es motivo de gran satisfacción para unos padres. No es un logro personal, sino un don en vuestro hijo”

Como padres solo tenéis que irle dando progresivamente y a demanda los medios afectivos y materiales que necesite y podamos darle para que pueda volar todo lo alto que le pida su mente y su corazón sin que corra peligro su vida ni su ego.

Esta emoción nace en el niño, no se hace. Cuando un niño se emociona explorando e investigando, será un niño precoz en autonomías y esta ventaja le regalará también la facilidad de crecer con un apego seguro hacia su madre al principio, luego hacia su padre y desde ahí llega su sentido de la curiosidad hasta el infinito y más allá.

No cortéis la fuerza de la curiosidad sana y proporcionada que tenga vuestro hijo. Un niño curioso es un superviviente nato ante la vida y ante el Planeta.

La emoción de la vergüenza como intimidación:

Los padres, ante la emoción de la vergüenza como una respuesta de intimidación externa, tienen una función muy importante y necesaria.

Los padres deben, ante esta emoción negativa, deben darle al niño, todos los impulsos afectivos para que entienda que tiene que quererse y estar orgulloso de cómo es y de quién es. El primer reconocimiento necesario tiene que venir de sus padres y una vez que sea reconocido por ellos, no necesitará buscar el reconocimiento de la sociedad para ser feliz.

A nivel neurofisiológico, un niño no sabe lo que es la vergüenza hasta que no tiene al menos 3 años. Solo cuando empieza reconocerse en su cuerpo y en su mente como un niño sexuado e integrado en una familia será cuando el niño puede empezar a desarrollar el pudor, que es como la antesala de la emoción natural de la vergüenza, y  le dará el poder de limitar su espacio personal a quien él quiera y no a cualquiera que le agreda.

Pero hay una emoción tóxica de la vergüenza que surge cuando un niño que no confía en sí mismo ni en sus posibilidades empieza a tener vergüenza y a retraerse para no hacer el ridículo y que se rían de él en determinados ambientes o situaciones.

Un niño avergonzado es un niño herido que difícilmente sobrevivirá sano ante las dificultades.

 

 

Sara Pérez-Tomé Román

 

 

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Cómo superar la adicción a la pornografía y recuperar el control

pornografía“La adicción al placer sexual, es tan fuerte como la adicción a la heroína”.

Consumir pornografía nos modifica nuestra afectividad.

Sepamos por qué:

Tanto la persona adicta al porno como su entorno más próximo, terminan por estar contaminados de los efectos perniciosos del consumo de pornografía.

Es una adicción que llega hasta el sistema nervioso cerebral y el sistema hormonal,  alterando de manera permanente sus niveles de dopamina y adrenalina.

En la actualidad  existen más de 800 millones de Webs X, de fácil  e infinito acceso y mayoritariamente gratuitas.

  • El estreno para empezar a ver pornografía on-line comienza hacia los 10 años de edad o menos.
  • El porno forma parte del 58% de los divorcios.
  • Las infidelidades en las parejas se multiplican en un  300%, tras el inicio del consumo de pornografía.
  • Las grabaciones pornográficas no son grabaciones de sexo normal. Habitualmente sus usuarios son personas insensibles a las conductas sexuales por amor y necesitan violencia bipolar vinculado al machismo/sumisión, acompañada de expresiones irreales tanto anatómica como intencionalmente.
  • Junto a los consumidores, se ha detectado que aumentan significativamente las agresiones y los delitos sexuales de manera espontánea o cronificada.
  • Detrás de las productoras pornográficas, hay un mundo amplísimo de negocios turbios. Explotación de menores, mujeres y hombres necesitados de dinero, trata de personas, capitalistas e inversores del mundo de la droga y las armas y el blanqueo de capitales. Una fina línea al margen de la ley unifica estos negocios y las personas que los lideran.
  • Hay actores que empiezan grabando porno como una opción personal y acaban actuando por FUERZA MAYOR.
  • Hay grabaciones de no profesionales sino de amateurs, que rozan la línea del delito sexual y que las permiten los propios protagonistas tan solo por dinero.
  • En España, el 46% de los varones entre 14 y 17 años ya han visto pornografía al menos una vez, y de ellos el 37% lo consume semanalmente.
  • La industria pornográfica produce beneficios de 13 billones de dólares al año.
  • El consumo y la adicción a la pornografía modifica el pensamiento y las conductas relacionales de quienes lo consumen.  Sean adolescentes con o sin novia, adultos solos o con pareja o padres de familia.
La modificación de sus conductas abarca desde los protagonistas y sus más allegados:

Normalmente una persona empieza a consumir pornografía por curiosidad malsana. Pero, poco a poco, se da cuenta de que puede servirle para superar conductas que le producen estrés a través de su consumo.

En el fondo, el iniciado en porno cree de manera inocente que la pornografía solo le  sirve para pasárselo bien un rato, para liberar estrés, evadirse de los problemas personales y del entorno, cuando las cosas no le van todo lo que bien que él querría. En definitiva es “una forma divertida de desconectar en solitario”.

La sociedad también ayuda a pensar que consumir pornografía no perjudica seriamente la salud. Mientras no pierdas el control y mientras lo conserves, es una manera más de divertirse eligiendo el  cómo, el cuándo y el con quién quieras, gracias a la ayuda de la pornografía.

Este mensaje es el comienzo del fin… de la alegría y de la libertad del consumidor pornográfico, porque su consumo llega a engancharle tanto como una droga.

Si tenías novia o pareja, terminan dejándote. Si eras alegre, social y divertido, acabas perdiendo la alegría de vivir de manera inconsciente.

Por este camino se genera la tormenta perfecta para el desafecto personal:

Tienes un producto de fácil acceso y gratuito que te encierra en ti mismo. Y te hace mentir y ser el egoísta que nunca fuiste, para así poder seguir consumiendo.

Empiezas a consumir solo y terminas por obsesionarte por estar solo para consumir más y con más frecuencia.  Por lo que dejas de ser sin darte cuenta la persona que antes eras.

Son los mismos síntomas que el adicto al alcohol, drogas o el juego. Por qué la adicción al placer sexual encierra el mismo mecanismo tanto cerebral como  hormonal que las demás adicciones.

Cuando empiezas a ser consciente de que no puedes evitar dejar de pensar en su consumo y que necesitas vivir una doble vida tanto de día como de noche. También empiezas por maltratar tu parte más íntima para terminar por maltratar a todas las personas reales que ya solo las ves como una imagen animada o como un objeto de deseo y consumo para tu propio placer sexual.

¿Por qué perdemos el control con el consumo de pornografía?

El consumo en los hombres hace que liberen no solo grandes cantidades de dopamina, sino también de testosterona a costa de tener que reducir los niveles de la serotonina.

Se crea una tormenta química perfecta, con efectos similares al consumo de heroína. Y donde tu cerebro por necesidad de la estabilidad fisiológica reduce el tamaño de la región cerebral donde reside el autocontrol.

A partir de esta falta de control, tu cerebro te pide más y más consumo tanto en cantidad como en calidad de experiencias cada vez más estresantes.

El cuerpo se resiente en su capacidad de dormir, de distinguir lo real de la fantasía, el bien del mal tanto en acciones como en reacciones.

Esta necesidad de saciarse, para el cerebro no siempre es buscando el placer a corto mediante la masturbación, sino que en muchos casos solo busca la sensación de alta y larguísima excitación psicológica con o sin un orgasmo y, sin embargo, sin la aparición de las endorfinas que se liberan tras un orgasmo natural y pleno que sí se produce a través de la comunicación con otra persona y no a través de  imágenes continuadas de una realidad simplificada, modificada e irreal.

 

El consumo de pornografía no es irreparable, podrá ser vencible o no según la edad, antigüedad de consumo y la frecuencia de uso.

Existe ayuda especializada para cambiar de propósito en la vida y poder salir de esta dependencia química, de la que normalmente solo por uno mismo no se consigue salir.

Hay muchos medios al alcance de quien pida ayuda: Asociaciones de Sexólicos Anónimos, medicación antidepresiva y ansiolítica, terapia personalizada y la fe como las mejores herramientas que hoy en día existen para volver a ser una persona sana física y mentalmente, con buen humor,  libre y  con los  pies en el suelo y, sobre todo, feliz.

Creer que tienes una vida aceptable a través del mundo de la pornografía es un error de percepción saludable. Entrar en el mundo de la pornografía es entrar en el lado más oscuro de tu propia vida en solitario.

Para poder cambiar los propósitos y los motivos para vivir, las personas adictas deben estar preparadas para el gran esfuerzo de ”querer conseguirlo”, ya que resetear el cerebro y reeducar el corazón es costoso y complicado, puesto que esa forma de mirar y pensar que se adquiere, hay que volver a darle un sentido nuevo llenando ese tiempo anterior de consumo a la pornografía con un tiempo pleno de otras cosas más significativas que le hagan no sentir y olvidar “el mono” por la abstinencia total al consumo X.

 

Sara Pérez-Tomé

 

pornografía

 

Leer post testimonio-Adicción a la pornografía  

Testimonio – Adicción a la pornografía

Ver videos en nuestro canal de youtube relacionados sobre el tema de la pornografía:

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Ruptura matrimonial cuando uno de los dos padres es narcisista

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En el mundo de los narcisistas, casi todo vale. Incluso cuando se trata de su propia ruptura matrimonial con hijos a cargo, va a encontrar un gran campo donde proyectarse y disfrutar.

El narcisista tiene una idea propia de la realidad con la que impregna a todos los que viven con él/ella incluidos los hijos de la pareja.

La violencia vicaria se contempla cuando es el padre el que ejerce la violencia sobre la madre a través de los hijos de ambos.

La alienación parental es la violencia psicológica que habitualmente ejercen las madres sobre los padres a través de sus propios hijos.

El narcisista no reconocerá el sexo al ejercer violencia. Tanto el padre o la madre narcisista son muy capaces de ejercer cualquiera de estos dos tipos de violencia familiar con los hijos. Pueden ejecutar ambos tipos de violencia según el momento o incluso simultáneo. Tiene la habilidad de identificar cuándo y cómo puede ganar. Y, además, vive para ello.

 

En otro post anterior “Te casaste con un narcisista”, hablé de la relación de pareja en esta tan peculiar unión.

Después de muchos años de experiencia como moderadora de conflictos matrimoniales para evitar que las parejas rompan su matrimonio, he visto que tanto en la pre-ruptura, como en la ruptura y en la post-ruptura de una pareja, si uno de los miembros de la misma es narcisista, entonces los grandes perdedores son los hijos de la pareja.

Para un narcisista los hijos son un tesoro emocional. Por lo tanto, los hijos quedan desprotegidos emocional, física, financiera y espiritualmente. Tanto abogados como la otra parte de la pareja lucharán contra los propios elementos humanos, aunque haya normativa jurídica que aplicar.

Los hijos de un narcisista en proceso de divorcio:

    • Son un medio con el que negociar para ganar siempre, incluso cuando pueda parecer que pierde.
    • Son un medio de control del proceso de ruptura.
    • Son la mejor situación para sembrar en los hijos confusión a base de manipulación.

Una vez acabado el proceso, que se hará largo, tedioso y doloroso, alcanzar la libertad los niños y la pareja del narcisista no es gratis.

Después del proceso, el narcisista sigue persiguiendo a sus víctimas argumentando que lo hace por: “El bien de los niños”.

El narcisista, durante mucho tiempo ha alterado la forma de pensar y de ver la realidad de toda la familia. Y esa realidad modificada, va a seguir estando presente con respuestas casi automáticas a lo que antes de separarse ya pasaba.

Es difícil escapar de la realidad modificada en la que ha vivido un hogar, con un director/a de orquesta narcisista. Su realidad persiste silenciosamente en el alma de todos.

Puede el narcisista desaparecer físicamente, pero no deja de estar presente emocionalmente en pequeños o grandes detalles cotidianos (frases victimistas o hirientes que se siguen usando, faltas de respeto normalizadas, mentiras con graves daños posteriores que siguen manifestando sus secuelas en todos…).

De la ruptura matrimonial donde uno de los padres es narcisista, resulta una familia en la que hay que sanar y liberar de una verdad y de una realidad que no existe como ellos la ven e incluso la sienten.

Uno de los grandes sentimientos de culpabilidad después de la ruptura es que el cónyuge no narcisista empieza a pensar que:
    • ¿Por qué no me separé antes y tardé tanto tiempo en ser consciente de que  lo que mi pareja nos hacía a mí como persona y a nuestros hijos no tenía solución?  Piensa que cuanto antes dejara de convivir hubiera sido mejor para todos
    • Por aguantar demasiado tiempo, me agotó intentando llegar a diálogos ilógicos, agotadores y distópicos que no nos llevaban nada más que a mi cansancio emocional. Eran diálogos trampa para conseguir mi agotamiento y no me di cuenta.
    • ¿Por qué nunca pregunté a mis hijos si se sentían tan manipulados y agotados como yo? Todo hubiera sido más fácil de entender. Vivíamos el día a día sin entender nada.
    • ¿Por qué llegué a sentir miedo de perder a mis hijos, cuando mis hijos eran igual de víctimas que yo? Mi pareja hizo sus deberes de narcisista a la perfección. El miedo a perder te bloquea. El narcisista no tiene miedo, por eso no se bloquea. Solo bloquea a los demás.

El narcisista padre/madre consigue de sus hijos que vean al padre/madre abusador o abusivo en el otro. Hacen que parezca que la tensión viene de las reacciones del otro y no de las maniobras que provocan reacciones desproporcionadas.

Para el narcisista madre/padre no existen los errores ni las disculpas, pero sí  culpan y juzgan al otro en cómo responde a sus abusos.

Tanto las conductas narcisistas como el mismo narcisismo es un trastorno de personalidad muy complejo de identificar y de batallar con él.

En el caso de una familia con hijos, cuando la madre/padre narcisista actúa tiene mucho poder sobre sus hijos. De tal forma que puede incluso desvirtuar la autoridad del padre no narcisista sobre sus hijos. Llegando a hacer sus hijos dudar de la capacidad de discernimiento de su madre/padre.

Los niños necesitan amar y ser amados y con sus padres son extremadamente indulgentes, de hecho lo son hasta con padres maltratadores.

El maltrato del padre/madre narcisista es más psicológico que físico y es difícil como hijo poder salirse de la telaraña en la que están metidos toda la familia.

Cualquier persona necesita ser disculpado por sus errores, reconocido por sus méritos, pero se le hace insoportable ser juzgado por lo que nunca hizo.

 

Supervivir a un padre/madre narcisista, junto a los hijos de ambos, es un camino largo pero posible. ¿Cómo?
    • Reconociendo y aceptando mi error por elegir a una persona con un trastorno de personalidad poco estudiado hasta hoy, pero grave por las consecuencias en las familias.
    • Reconociendo juntos todo el dolor sufrido antes.
    • Reforzar en los hijos que van a poder seguir amando y van a poder no sentirse amenazados a no ser amados en un futuro.
    • La espiritualidad puede ser buena fuente de ayuda para no caer en la autocompasión.
    • Enseñar a tus hijos que para liberarse de una realidad equivocada, no hay que ser víctimas de nadie. Para eliminar cualquier figura de verdugo sobre ellos, hacerles más que nunca protagonistas de una vida nueva y bonita.
    • Volver a descubrir el plan de vida que Dios tiene para cada uno de nosotros una vez pasado el terremoto.
Para sanar a toda una familia de un padre/madre narcisista, se necesita tiempo y fe.

Si te ves en esta situación, primero busca ayuda para ti, pues la necesitarás para dedicarles mucho tiempo en cantidad y calidad a tus hijos. Y, si sois creyentes, rezad juntos para que seáis capaces sanamente de  dejar de ser cada uno de vosotros híbrido entre quien sois y quién os han dicho que sois.

 

 

 

Sara Pérez-Tomé
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Te quiero más y mejor que cuando éramos novios

quieroHabitualmente los matrimonios de largo recorrido, los que llevan más tiempo juntos de novios y casados que de single, su convivencia les mejora pero también les desgasta y es en esos momentos cuando puede surgir el reproche:

“ya no me quieres como cuando éramos novios”

Afortunadamente no es así como nos debemos querer después de tiempo en común. Ya que nuestro amor y nosotros como personas y como matrimonio hemos  crecido y madurado y nos vamos haciendo mejores a pesar de las crisis.

Gracias a un proyecto de vida en común se puede quererse más y mejor a pesar del esfuerzo q haya podido suponer a la pareja.

Cuando una pareja decide pedir ayuda y dejarse ayudar para solucionar sus pequeños o graves problemas de pareja, es cuando comienzan procesos de rehabilitación del vínculo matrimonial que se había debilitado o dañado. 

Este es el testimonio de una pareja que acudió a nuestro Gabinete con ganas de “salvar su matrimonio, sí o sí”.  Y lo han conseguido como ocurre con el 85% de parejas que anualmente nos piden ayuda para “intentar que no se rompa su matrimonio“.  Con cariño, esfuerzo y ganas de querer “querer” y querer perdonar lo terminan consiguiendo.

 Una vez más gracias por confiar en nosotros.

Son las 9 de la mañana y estoy disfrutando de un café en la Plaza de Trocadero en París. Quiero memorizar este momento, los colores, los olores, tanta belleza, la Torre Eiffel majestuosa, delante de mí, sólo para mí. Carmen duerme en el Hotel. Han sido semanas de preparativos, y ahora los dos disfrutando de la “ciudad del amor”.  Siguen llegando fotos, videos, WhatsApp de felicitaciones, agradecimientos, por compartir nuestra boda tan especial.


Nos casamos un mes de mayo. Enamorados, jóvenes, llenos de proyectos, mismos valores, ideales, pareja perfecta, enseguida llegaron los hijos, retos profesionales y dificultades conyugales como todos los matrimonios. No sabría decir en qué momento las discusiones empezaron a ser más agrias. Nuestras diferencias de carácter empezaban a ser un problema. No salíamos de un “enganchón” y ya estábamos inmersos en otro desencuentro peor, mas feo, mas doloroso, del que apenas llegábamos a remontar. Nuestro matrimonio enfermaba, haciendo metástasis poco a poco en todos nuestros “órganos vitales”.


Tardamos bastante en pedir ayuda, francamente no tenía fe en este tipo de terapias. Han sido años de “quimioterapia conyugal” dolorosa y agónica. No quiero volver a pasar por ahí, me aferro a Carmen y nuestros hijos como el mayor bien que tengo y tendré, he aprendido a callar, esperar, evitar la discusión, perdonar y pedir perdón.


Hace un par de años, no éramos capaces de decidir juntos la compra de un televisor, y ahora estoy aquí, delante de la Torre Eiffel, gozando de este momento, memorizado para siempre.


Antes de ayer fue nuestro 20 aniversario y lo hemos celebrado volviéndonos a “casar” delante de nuestros hijos, familia y amigos, le dije a Carmen mientras intercambiábamos nuestras alianzas que la quería y ella a mí. Con certeza, hoy puedo decir que la quiero más que aquella tarde de Mayo hace 20 años joven e ilusionado.

Si necesitáis ayuda, hay que pedirla antes de que sea demasiado tarde.
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¿Por qué la feminidad es un tabú?

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Todos podemos y debemos ser conscientes de lo que es un ciclo  menstrual y sus consecuencias

Para casi la mitad de los hombres, el tema del ciclo menstrual de las mujeres, aunque tengan pareja, hijas o compañeras de trabajo, es un tema del que habitualmente no presta atención como para ser tratado de manera natural. 

Es un tema esquivo, tabú o simplemente invisible, tanto para algunos hombres como para ciertas mujeres. 

Por otro lado, en los últimos años, y como efecto rebote de lo expuesto al inicio, existe una corriente que abandera de forma extrema la necesidad de desmitificar este tema utilizando imágenes o manifestaciones excesivamente realistas que, en lugar de conseguir una actitud favorable, lleva a posicionar a ciertos sectores sociales hacia la involución. 

Como en todo, los extremos, poco ayudan a avanzar hacia una mejora en cualquier propuesta tan necesaria como conseguir destraumatizar emocional y psicológicamente la salud natural femenina.  

Veremos que el ciclo menstrual tiene muchas connotaciones afectivas y psicológicas. Y no solo hormonales, como se ha planteado históricamente. 

El silencio sistémico que lo rodea o el ninguneo de todo lo relacionado con lo que significa en la mujer está basado, en principio, en el puro desconocimiento y en creencias caducas que ya no tienen sentido en una sociedad que tiende hacia la igualdad de oportunidades de géneros en el siglo XXI.

Es importante tener en cuenta las siguientes circunstancias que pueden afectar a la vida de una mujer:
    1. Tener o no tener la regla puede significar o estar vinculado a un posible embarazo.
    2. Tener o no tener la regla puede provocar frustraciones respecto de la ilusión por un embarazo.
    3. Tener o no tener la regla puede representar posibles alteraciones moderadas o serias en el aparato reproductor de la mujer.
    4. Tener o no tener la regla puede significar tener dolores más o menos limitantes en distintas partes del cuerpo o no tenerlos.
    5. Tener o no tener la regla puede estar identificado con el sentido de la procreación como un único fin en la vida de una mujer.

 

El estado de ánimo, la autoestima o la transcendencia vital femenina tiene muchas connotaciones transversales. Es necesario profundizar e ir mucho más allá del simple hecho de saber si se tiene o no la regla. Esta reflexión sería hacer un análisis tan superficial que dista enormemente del verdadero sentido que aquí nos ocupa.

La época de la capacidad de menstruar de una mujer ocupa al menos un tercio de su vida. Por ello, es algo mucho más trascendental que si tengo o no que afeitarme la barba todos los días de mi vida. Ya que esto último es opcional, aunque se repita con más frecuencia que el ciclo menstrual.

En general, y la falta empatía y formación a nivel familiar y social para entender lo que ocurre en el cuerpo de la mujer cada veintiocho días aproximadamente.

Para que el reloj de ciclo menstrual se cumpla y no tenga retrasos o adelantos inesperados, debemos tener en cuenta que hay otro proceso anterior denominado ovulación.

 Sin este proceso, es imposible un embarazo o el cierre puntual de un ciclo menstrual de manera regular y natural.

 

La mujer, cuando ovula, también utiliza parte de su cerebro para regular este fenómeno hormonal. Por lo tanto, la ovulación también condiciona a la mujer internamente.

Las mujeres no van con una camiseta donde se pueda leer: “Estoy ovulando” o “Tengo la regla”. Al igual que nadie muestra públicamente mensajes como: “Estoy estreñido”, “Anoche me desvelé”. Todos podemos y debemos ser conscientes de lo que es un ciclo  menstrual y sus consecuencias. Sin tener por qué anunciar las circunstancias por megafonía ni caer en la necesidad de vocear nuestra intimidad para ser respetadas o exigir ciertos derechos.

Este proceso, en condiciones saludables, viene de serie en la mujer desde que nace y se hace más patente aproximadamente desde los 9-12 años hasta al menos los 45 o 50 años.

Tener la regla no significa ser fértil, ni ser más mujer, ni ser mejor esposa, ni ser más débil… Significa que eres mujer y tu aparato reproductor está activo. Tan activo como lo está el cerebro o cualquier otro órgano vital del cuerpo.

Si malo es que muchos hombres desconozcan mínimamente en qué consiste ser mujer, peor es que muchas mujeres también lo desconozcan. O simplemente acepten como buena la desinformación que les ha llegado llena de falsas creencias.

Por ello, este desconocimiento por parte de la mujer de algo tan intrínseco en su naturaleza les lleva a autoignorarse. Nunca nadie les habló de ello o si lo hicieron no fue con una base científica respetable. Por tanto, ellas nunca lo hablarán con nadie, ni tan siquiera con sus propias hijas, o trasladarán sus errores, miedos y desconocimientos. Y así, la cadena continua…

Las nuevas generaciones tienen un ayudante de campo: los medios de comunicación on-line. Tanto chicos como chicas pueden saber con más o menos rigor científico qué es el ciclo menstrual de la mujer. Aunque pocos llegarán a conocer el lado emocional que conlleva si tan solo reciben esa información de manera online. Suponiendo además que dicha fuente al menos tenga rigor científico.

Es una pena que, tal y como he dicho al comienzo del artículo, el ciclo menstrual presenta unas connotaciones afectivas y psicológicas trascendentes, que dejemos que el primer, mejor o único maestro de una mujer para conocer mejor el cuerpo de una chica se llame “Google”. 

 

Y si a ello añadimos el hecho de que esta información pueda no pasar por un filtro científico y se transforme en una información vaga, cargada de falsas creencias arrastradas de generación en generación, lo único que se conseguirá es una mayor confusión.

Pero este modelo de asesoramiento aún puede empeorar. Si esa información internauta se mezcla con ideologías poco defensoras del valor de la mujer. O se fusiona con una educación sexual de línea erotizante o pornográfica, el cóctel es una deformación absoluta del único y más importante valor que debe acompañar: el respeto al sentido femenino de la trascendencia humana.

Las familias, en general, tienen una asignatura pendiente respecto de cómo, cuándo y a quién informar sobre el ciclo mensual.

Es fundamental romper el tabú de que solo se debe formar a las hijas. Un hijo varón necesita también esos conocimientos para ser un buen hermano, un buen hijo, una buena pareja y un buen futuro padre. 

Solo, desde el conocimiento, es posible vivir el respeto y la empatía. El desconocimiento genera rechazos sin fundamento y estigmatizaciones absurdas en pleno siglo XXI.  

Por otro lado, la sociedad tiene una gran deuda moral que no puede seguir demorando por más tiempo. El rechazo hacia este tema ha llevado a una falta de empatía hacia situaciones que deben normalizarse en una sociedad evolucionada.

 

Debemos condenar internacionalmente situaciones limitantes e ideológicas que aún existen en las mujeres y niñas del tercer mundo cuando tienen la regla. O cuando no pueden ir al cole o a trabajar por falta de compresas o similar. O la derogación del denominado impuesto “rosa” hacia los productos de higiene íntima.

Es cierto que en los últimos meses, ha habido propuestas de cambios legislativos, con mayor o menor acierto. Lo que sí es cierto es que los pequeños gestos como estos son los que van a hacer que, en un futuro cercano, cambie nuestra actitud para hablar del ciclo menstrual como un hecho natural del ser humano. 

Creo que también es importante el hecho de que la educación sexual deba ser más afectiva que genital. Remando más en favor de un desarrollo saludable del ciclo vital de la mujer o de su papel reproductivo y no quedarse en una simple información centrada únicamente en cómo evitar tener un hijo.

Si a la población en general, por puro desconocimiento, no le inspira respeto la potencial fecundidad de una niña/mujer, entonces nos queda por hacer todavía una importante reflexión.

Cuando una niña/ mujer se queda embarazada, es difícil que todos, hombres y mujeres, vean en esta nueva situación, un signo de apostar por su salud y bienestar, en lugar de centrarse solo en un problema a debatir y/o solucionar.

 

Siguiendo la tradición, los hombres casi siempre son situados o se sitúan “fuera del cuadro”. El hecho de que piensen que esto no va con ellos, ya sea hermano, amigo, padre, compañero, jefe, novio o futuro padre, va a repercutir en su visión del mundo y su aportación hacia una sociedad mejor.

 

 Saber de qué va el ciclo menstrual, nos hace más responsables. No es un tema de chicas… es de todos. De un modo u otro a todos nos va a afectar directa o indirectamente.

Hoy por hoy, tanto la menstruación como tema de conversación o como anuncio en la televisión relacionado con el ciclo menstrual, genera a veces en algunos hombres y mujeres la sensación de incomodidad. En algunos casos, hasta se llegan a hacer comentarios nada acertados en cuanto a la mujer en general y la más cercana en particular. Y si están niños delante, la incomodidad, que no el pudor, multiplica el problema de una comunicación sexual positiva y saludable.

 Este problema se basa fundamentalmente en la falta de información y formación sobre la sexualidad y la educación para el amor que no se completó cuando éramos niños. Por ello, se ha dejado un vacío que afecta al comportamiento de la vida de adulto, ya sea hombre o mujer. Cuando el tema sigue envuelto en opacidad, aunque ya seamos adultos, con pareja y/o con hijos a cargo, debemos entender que es urgente que pongamos de nuestra parte para resolverlo personalmente o con ayuda de profesionales.

Si cuando has sido joven nadie te habló positivamente de lo que significa de verdad el ciclo menstrual, en el mejor de los casos, tienes una mentalidad puramente profiláctica, pero incompleta. Has dejado fuera parte del desarrollo del pensamiento afectivo, aspecto tremendamente importante en el vínculo entre la mujer y en el hombre.

 

Saber en positivo lo que significa tener la regla, es relacionarte en positivo con la otra persona y consigo mismo. Para que la conversación con un hijo sea natural y fluida, tanto los padres como las madres, deben:
    1. Saber bien de lo que estás hablando y, si no sabes, infórmate y fórmate antes de charlar con tus hijos. Hazlo desde el conocimiento completo y veraz.
    2. Inspira confianza en tus hijos desde que el niño empieza a conocer su cuerpo y necesita identificarse con él.
    3. No delegar en la otra parte estos asuntos. Los hijos deben sentirse seguros y no creer que hay departamentos estancos en sus padres dependiendo de qué cosa es de la que estamos hablando. Hablar del ciclo menstrual no es solo responsabilidad de las madres.
Si como padres sabemos que la menstruación es una función corporal en el cuerpo de una mujer sana, no habrá barreras importantes para hablar de ello. 

Conocer bien cómo funciona el ciclo menstrual de la mujer es tremendamente importante. Tanto es así que, ignorarlo y no comunicarlo bien, puede afectar a  alguno de los cuatro pilares básicos en el desarrollo personal y afectivo de una persona. No estar bien preparado, puede afectar negativamente a la higiene, a la alimentación, al sueño y/o al equilibrio personal. Una falta de higiene, una mala alimentación, un desorden de las horas de sueño y una vida sin hábitos saludables puede hacer del ciclo menstrual un problema. Esto va a precisar desde una buena educación integral de la persona para ser solucionado.

Delegar esta formación de tus hijos en terceros puede ser de alto riesgo en un tema tan trascendente para su futuro. Tus miedos, vergüenzas, tabúes, falsas creencias, ignorancia, dejadez, pasotismo… no son excusa.

 

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¿Sabes si puedes estar sufriendo de Burnout Love Conyugal?

burnout¿Cabe la posibilidad de que nuestra crisis matrimonial sea porque estamos pasando por un tiempo de “Burnout love conyugal”? 

 

El origen de la palabra “Burnout”, fue utilizado por primera vez en la novela de Graham Green Burn out case (Un caso quemado, 1961). Narra la historia de un arquitecto tan estresado en varias facetas de su vida, tanto a nivel humano y espiritual,  que decide abandonar su carrera e irse a la selva africana.

Este tipo de crisis  tan intensa también puede producirse en la pareja por el desgaste de la convivencia matrimonial, y a simultáneo de diferentes facetas de la vida de ambos y en áreas por una excesiva dedicación al trabajo o a la dedicación extrema a los hijos.

Esta intensidad de convivencia, si se prolonga en el tiempo y no se ponen medios extraordinarios entre los dos, llega a producir alteraciones. No solo físicas, sino también psicológicas y afectivas, ya que pueden afectar el nivel de autoestima y confianza en cualquiera de los cónyuges.

Aparentemente, esta crisis matrimonial puede confundirse con una crisis de amor cuando, en realidad, es una crisis por falta de autogestión de la vida conyugal común.

Empieza normalmente por producirse por la presión de uno de los dos sobre el otro de manera prolongada. Termina por generar estrés emocional entre ambos.

Uno de los dos o los dos son incapaces de soportar la tensión que les produce la realidad de sus vidas, haciendo que parezca que la verdad de su historia de amor es insoportable para poder continuar juntos.

Ambos viven el estrés de manera diferente, pero no por ello es menos doloroso para uno que para el otro.

Generalmente, el estrés de ambos se manifiesta de maneras muy diferentes:
      • Con estrés activo, aun teniendo apariencia de asertividad. En el fondo, es una hiperactividad compulsiva hacia el otro o incluso contra el otro de manera defensiva.
      • Con estrés pasivo, que tiene apariencia de indiferencia hacia el otro, pero en el fondo, es una manera de vivir con apatía interna por miedo a la situación y sus consecuencias.

Es una forma de relación tóxica por ambas partes, pero ahí no se llega como si fuera una simple gripe. Poco a poco, y sin ser consciente, la pareja va entrando en una fase de despersonalización que va transformando los pensamientos y reacciones anteriormente positivas en desagradecimiento y negatividad hacia la ayuda del otro o al simple hecho de estar juntos.

Cuáles pueden ser las  5 causas más comunes que te pueden llevar a sufrir Burnout Love Conyugal:
      1. No sabéis compensar los conflictos con pequeños mini-descansos lúdicos.
      2. Os habéis acostumbrado a vivir sobre lo construido, sin proponerse valorarlo juntos.
      3. Habéis dejado de expresaros con orgullo, lo que cada uno de los dos sabe hacer bien.
      4. Habéis dejado de tener citas con un café o una copa a la semana, para visualizar entre los dos todo lo que se ha podido superar.
      5. Habéis dejado de hablar de vuestros sentimientos, uno de los dos o los dos. De manera inconsciente os habéis sobrecargado de responsabilidades sin intercambiar alternativas y corresponsabilidades.
¿Cuáles son los 7 síntomas más visibles de estar padeciendo Burnout Love Conyugal?
      1. Pensamientos negativos recurrentes, tanto si está presente el otro o en su ausencia.
      2. Picos de ansiedad ante cualquier diferencia de criterio entre los dos. Estar irritable o enfadado con cualquier otra persona.
      3. Respuestas hirientes a opiniones diferentes en temas opinables.
      4. Tener la sensación de haber perdido el sentido de la vida que estás viviendo.
      5. No desear acostarse al mismo tiempo. Durante la noche, dormir de manera inestable o poco  y durante el día, con pocas  ganas de comer o compartir tiempo juntos.
      6. Explotar cuando el otro rompe, pierde, llega tarde o tiene un olvido.
      7. Vivir tan preocupado que, cualquier situación no muy grave, desencadena la petición o la amenaza de ruptura matrimonial.
¿Qué hacer si conoces a una pareja o matrimonio que crees que está pasando por una situación similar?
    • Pregúntales (juntos o por separado) si se encuentran bien o si necesitan hablar.
    • Escúchalos sin prisa y sin interrupciones.
    • Ofréceles ayuda para quitarles carga,  ya sea en su trabajo o con sus hijos.
    • Si al escucharles se repiten a sí mismos que se sienten culpables de alguna circunstancia que es de común responsabilidad de los dos, no les dejes que lo hagan porque el que se sienta víctima hará al otro el verdugo de la situación. 
    • Aconsejarles que, además de tu ayuda, a lo mejor tienen que pedir ayuda especializada externa.
    • Y, de vez en cuando, vuelve a preguntarles/s por su estado de ánimo. 
¿Qué nos sucede si no hacemos nada y esperamos a que el paso del tiempo lo arregle?

Lo más probable es que en dos o tres años vuestro matrimonio empiece de verdad a hacer aguas por el puro desgaste subjetivo de cada uno.

Así quedará instaurada una convivencia entre dos personas que son impacientes, irritables, irónicas, sin capacidad ya para hacer planes conjuntos y con una necesidad casi imperiosa de huir y desconectarse de su principal fuente de vida afectiva que es su pareja.

El malestar es muy superior al pacto de convivencia que habéis ido diseñando a cambio de no enfrentaros a las responsabilidades que suponen gestionar una vida en común por amor.

La autodestrucción os podrá llevar a una vida triste, sin espacios comunes, con apatía hasta para cambiar vuestro vestuario o la decoración de la propia casa en común. 

El Burnout love que no se trata a tiempo y de la manera adecuada, os convertirá en fantasmas vivientes.

¿Qué podemos hacer cualquiera para prevenir una situación de Burnout Love Conyugal?
    • Mantener a raya los tiempos, diferenciando los de descanso, de los de trabajo fuera del hogar y de los de dentro del hogar. Conciliar entre los dos, los tres tiempos, es la mejor prevención posible.
    • Reconocer que el uso móvil, los emails de trabajo y otras conexiones a Internet de manera indiscriminada y sin horario pactado, son el mayor peligro para vuestra salud conyugal. 
    • Utilizar tiempos de comunicación verbal entre la pareja y los amigos, sin compartirlos con otras actividades a la vez. La dedicación en exclusiva al intercambio de comunicaciones sociales y familiares es la mejor herramienta para la estabilidad conyugal. 
¿Existen soluciones a una crisis de Burnout Love Conyugal?
    • Pedir ayuda cuanto antes y todas las veces que sean necesarias.
    • Recuperar tus hábitos saludables de hacer ejercicio a diario, tomar alcohol  muy moderadamente o dejar de tomarlo, tener horarios para trabajar, para divertirse y para comer y dormir.
    • Ten relaciones sociales adecuadas y no tóxicas. De vez en cuando hay que hacer limpieza de tus contactos, aunque sean de los tiempos del colegio.
    • Actualiza tu horario de trabajo y de vacaciones. Diferencia tus espacios de dedicación de lunes a viernes y los del sábado al domingo. 
    • Los fines de semana no debieran estar hechos para trabajar, limpiar o cocinar, sino para hacer equipo y, entre todos, llegar listos al fin de semana con los deberes de atención al hogar obligatorios hechos y con la colaboración de las nuevas tecnologías. 
    • Lo que puede hacer la contratación externa y el trabajo en equipo no lo tiene que hacer solo uno y además en sábado o domingo.
    • Si hay algo a lo que antes decías siempre SI y todo iba bien, pero ahora te estresa, entonces tendrás que decir NO a lo que antes decías SI y sin culpabilidad. No pasa nada. Todos cambiamos y el ritmo de vida también.

 

 

 

 

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Las  madres tóxicas se hacen y también se curan

madres“No es lo mismo desear ser madre, que llegar a ser una buena madre”

 

El paso de ser mujer y madre es mucho más que una elección ligada a una posible fecundidad. Ese paso es sobre todo:

“Una  decisión fusionada con la capacidad afectiva equilibrada y la madurez precisa para llevarla a cabo”

La mayoría de las mujeres en edad fértil pueden ser madres. Ser madre no solo es un deseo, sino también un privilegio de la naturaleza. Y no siempre es compatible con la fertilidad del hombre o con las circunstancias que rodean la fecundidad de ambos.

Hay mujeres que llegan a ser madres en circunstancias post-traumáticas, cargadas de carencias afectivas o en momentos que ni física ni emocionalmente eran los mejores. En algunos casos, ese periodo de espera no lo supieron gestionar bien, tanto en solitario o acompañada del padre de su bebé.

Cuando un hijo nace en un momento difícil para su madre o sus padres, puede ocurrir que les cueste aceptar la llegada y la crianza de sus hijos. Incluso en ambos casos, la mujer vive su embarazo desde la sensación de soledad.

Rechazar o no querer a un hijo parece algo “contra natura” tal y como se entiende socialmente. Estas circunstancias convierten la maternidad en un sentimiento negativo hacia el futuro hijo. Y hacen de este tema un tabú que se siente y se palpa, pero que nunca se habla de ello. Incluso se evita en momentos de intimidad.

Una maternidad inmadura, afectivamente hablando, puede ser la semilla de “una futura madre tóxica”. Sobre todo si, antes de ser madre, ya consideraba que gestar, parir, criar y educar a un hijo como parte de lo que la sociedad espera de ella. Este posicionamiento, le situará inconscientemente a ella también, aunque no haya vivido la maternidad desde el amor ni existiera el nido para ello.

“Cuando se es madre por condicionamientos sociales o por necesidad de tener un hijo como un bien interesado es muy difícil que luego se convierta en madre de manera incondicional.”

Si en ese proceso algo falla, saltarán las alarmas contra un apego seguro entre madre e hijo. Y sobre todo si, una vez tenido el hijo, las circunstancias hacen que tenga que vivir superando obstáculos o complicaciones de entorno, la madre entenderá que esta sobrecarga de crianza transformará la percepción de su hijo. Esto hará de él un rival o le achacará consciente o inconscientemente la culpa de haberle impedido vivir otro tipo de vida diferente.

La felicidad de una madre no debe estar plenamente vinculada al nacimiento de su hijo. Una mujer debe ser feliz por sí misma y no por tener un hijo. No puedes cargar el peso de tu felicidad en lo que te depara la futura vida de tu hijo porque sería un grave chantaje emocional filicida.

Perfiles de madres que acaban siendo  tóxicas para su hijos:
    • Mujeres con inmadurez afectiva (infancia, traumas, trastornos psicológicos o mentales graves).
    • Mujeres narcisistas donde no hay espacio para un hijo entre sus necesidades y sus deseos.
    • Mujeres amargadas y frustradas en su vida conyugal.
    • Mujeres que se casan bajo la presión de estar ya embarazadas.
    • Mujeres insatisfechas y profundamente infelices con la vida que tienen, al margen de la maternidad.

Cada una de ellas manifestará su toxicidad de maneras diferentes. Algunas lo harán con conductas egocéntricas e hirientes verbalmente, pudiendo llegar hasta desarrollar sentimientos de envidia de la belleza o de los éxitos de sus hijos. Mostrarán sentimientos de culpa permanente por haber tenido un hijo. Es posible que tengan la necesidad de manipular la realidad hasta los límites de la crueldad. Y lo peor de esta situación es que ellas mismas no saben que son víctimas de los escenarios que ellas construyeron.

“En consecuencia, estos perfiles de mujeres y madres acaban sobreviviendo muy aisladas e incomprendidas”.

La realidad es que intentan proyectar sus propias frustraciones en la vida de sus hijos, hasta encajarlos en un molde que ellas necesitan para sentirse bien. Lógicamente, ese molde no siempre suele coincidir con la potencialidad de su hijo. También son capaces de llegar a buscar en los hijos el modo de sanar su ego reflejando en ellos el efecto espejo de su propia carencia.

Las madres que no aman se convierten en víctimas de sus hijos y acaban por invertir los roles para terminar el hijo atendiendo y cuidando a su madre y no al contrario. El amor que no dan, sí lo demandan en el sentido contrario.

Como consecuencia de estos escenarios y fruto de una madre que no ha sabido amar a sus hijos de manera sana e incondicional surgen hijos inseguros, con falta de autoestima y con tendencia a un perfeccionismo brutal. En definitiva, se construye una relación de apego basada en el vacío emocional de su vínculo primario, sin una relación materno-filial sana, equilibrada y a la vez autónoma.

Por otro lado, un hijo que reconoce la falta de amor de su madre suele ser una persona con serias dificultades en la intimidad emocional y relacional con otras personas. La falta de un amor materno natural produce en los hijos sensación de miedo al abandono. Por ello, aparece en el hijo una necesidad de buscar que le quiera alguien de manera permanente. Ya que nunca se sentirá suficientemente querido y solo verá valor en lo que hace y no en quién es.

Un hijo no querido vivirá en un círculo crónico que va de la infelicidad sin motivo aparente a la dependencia siempre de alguien.

Este tipo de madres pueden ser mujeres de un éxito social impecable, pero en cambio, son como fantasmas vivientes por dentro. Son una fachada de reconocimientos externos, pero con una soledad afectiva que les impide quererse, sentirse queridas y, lo que es peor, querer a sus propios hijos o  a otros.

Propuestas para sobrevivir a una madre tóxica:

No se puede dar por perdido el protagonismo afectivo y el valor  emocional que una madre puede tener con cada uno de sus hijos. 

Una madre tóxica es una niña herida, que siente que debe pedir ayuda para cortar con esa tendencia anti-natural. Esta situación puede llegar a ser  transmitida a sus hijos si no pone remedio.

Una mujer dañada en su infancia, a no ser que tenga un grave trastorno de personalidad, tiene capacidad de elegir ser libre y protagonista de su propia vida afectiva y relacional y no debe acomodarse a esa lugar. Cualquier persona con buena actitud se puede sentir capaz de superar esa sensación, aunque quizá sea posible que precise de la ayuda de un terapeuta que le acompañe en el camino.

Tomar conciencia de que necesita ayuda y poner nombre al daño que le causó este déficit afectivo es empezar a cambiar su futuro y el de sus hijos.

Si su carencia de infancia vino de un padre o madre que no le quiso, es necesario aceptar que no elegimos a nuestros padres. Tampoco nuestra madre/padre nos eligió. Por lo tanto, eliminemos el determinismo, en la vida entre la vida de cada hijo y la madre que no le quiso. Se puede empezar por poner distancia emocional con un pasado que no ayuda en el presente. Pero que ella misma está proyectando una herida antigua en sus propios hijos.

 

 

 

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