Hablar de «cultura del esfuerzo» para algunos padres es algo en desuso o desconocido y que solo tuvo utilidad hace muchos años cuando los españoles que emigraron a Alemania en busca de trabajo, se fueron sin estudios, sin recursos y sin idiomas para conseguir buscarse la vida.
Entonces «España era diferente…» y ahora «España seguirá siendo diferente…» si no educamos a nuestros hijos en el esfuerzo y desarrollo de sus talentos sino que seguimos manteniéndolos sobre un permanente estado de confort y bienestar.
La cultura del bienestar y el confort se hace incompatible con el desarrollo personal que se alcanza con nuestro esfuerzo físico e intelectual.
Hay que tener cuidado para que no se metalice la educación de la voluntad de nuestros hijos porque en educación:
«Todo lo que cuesta vale, pero no todo lo que vale cuesta»
En la burbuja económica que hasta hace casi diez años vivíamos, » poderoso caballero era don dinero… y no el esfuerzo». Se podía comprar cualquier medalla, titulo o reconocimientos intelectual…
Hoy sin embargo hay algunos padres que siguen comprando valores intelectuales porque tienen el dinero para poder comprar el futuro de sus hijos, estos padres que siguen utilizando la técnica del intercambio de dinero por reconocimientos y títulos intelectuales:
«Son padres que a lo mejor… solo tienen dinero para educar a sus hijos»
Los padres debiéramos decir SI a la cultura del esfuerzo ayudándoles a que pongan su inteligencia al servicio del esfuerzo inteligente, y que al mismo tiempo les lleve también a tener compromisos solidarios con la sociedad.
Educar la voluntad a través del esfuerzo tiene como efecto alcanzar la plenitud de la madurez personal, es de justicia valorar el esfuerzo con reconocimientos tales como este premio al que asistí para hacer entrega a uno de los estudiantes brillantes del 2013. El premio es un regalo a la voluntad esforzada de las jóvenes generaciones, que tampoco tienen muy fácil ni su presente ni su futuro.
El pasado 27 de Septiembre 2013 en la sede de la Universidad Carlos III (Leganés/Madrid), tuve la oportunidad de entregar los Premios anuales al Esfuerzo que la Asociación de Familias Numerosas de Leganés, entrega cada año jóvenes estudiantes que no solo son brillantes en sus estudios. Esta entrega me hizo reflexionar sobre la necesidad de que los padres no debiéramos quejarnos tanto de como están las cosas… y sin embargo debiéramos promocionar en nuestros hijos la cultura del esfuerzo como herramienta necesaria para su futuro.
Os propongo dos ideas y un ejemplo para saber mas a como educar en «el esfuerzo inteligente a los hijos»:
Coger ideas con el libro : El esfuerzo es mi valor
La palabra esfuerzo está relacionada con la idea de fuerza. En otros capítulos de este libro hemos criticado el uso de la fuerza combinada con la violencia para lograr los objetivos que se buscan, pero en este la entendemos de una manera diferente. Una persona esforzada está llena de energía y usa su fuerza con propósitos creativos que van más allá de lo que todos hacen. Lleva a cabo su misión de una manera natural y espontánea, sin necesidad de que alguien la presione y sin esperar algún tipo de reconocimiento. El valor del esfuerzo está ligado a la esperanza y a la confianza, pues quien lo vive está convencido de que logrará alcanzar su objetivo. Lo hallamos en las grandes historias de victorias deportivas y conquistas científicas, pero también en las pequeñas historias de quienes desean dar pasos adelante y alcanzar nuevas metas.
Coger ideas con la película: Huracán Carter
El protagonista de la película en un momento determinado llega a decirle a un chico sin recursos y de un entorno marginal:
«Todos necesitamos ayuda, pero nadie puede aprender por ti»
Con un ejemplo real: Silvia Romero Ramos, una de las estudiantes premiadas en la convocatoria del los
Premios al Esfuerzo Afan Leganés 2013
Silvia Romero Ramos, sólo de violín
La inteligencia y la voluntad puestas al servicio- no de la fuerza bruta ni de la cantidad, sino del esfuerzo inteligente y de calidad de cada uno de nuestros hijos.